sábado, 16 de agosto de 2008

Martín Adán, la inaccesible soledad.


"RAFAEL DE LA FUENTE BENAVIDES, A QUIEN LA POSTERIDAD RECONOCE COMO EL POETA MARTÍN ADÁN SOBRELLEVÓ UNA VIDA DEDICADA ÍNTEGRAMENTE A ESCRIBIR PERO CON NO POCOS RECODOS AZAROSOS. SU DEDICACIÓN LITERARIA LA COMPARTIÓ CON UNA EMPECINADA BOHEMIA, CON SUS INGRESOS CONTINUOS AL NOSOCOMIO VÍCTOR LARCO HERRERA Y CON SU ETERNO ERRAR POR LIMA. A PESAR DE SU GLORIA, MURIÓ POBRE Y DESAMPARADO EN UN ASILO DE ANCIANOS."

Por Enrique Sánchez Hernani

Gastaba, incluso bajo el palurdo verano limeño, un abrigo pesado de lana con figuras de espigas como largos renglones de versos trenzados a una enredada caligrafía. Pesado y sucio, a contrapelo de su espíritu inmaculado de poeta de prosapia. Completaba la utilería que lo identifica hasta ahora, unas gafas para la miopía y un sombrero de fieltro estropeado y con manchas. Casi no se afeitaba nunca además. Quienes alguna vez pasaron por su lado, ya en su madurez de poeta, han podido asegurar que en su derredor danzaban los ángeles y un pesado hedor a alcohol y urea. Los ángeles eran los hijos menores de las musas que guiaban su trabajo y el alcohol la marca de su proximidad a la tierra, donde deambulaba a la caza de sus irreprochables sonetos y del agrio sabor de la cerveza, bebida que venció su voluntad desde que tuvo 25 años.
Martín Adán, además de cuidar escrupulosamente su biografía de hombre inaccesible, era el inquilino más ilustre del hospital para enfermos mentales Víctor Larco Herrera. Lo fue desde 1937 y a lo largo de más de diecisiete años. Su primer asilo ocurrió cuando tenía 29 años; sorprendente. Martín Adán era un solitario por convicción, un fugitivo de los halagos y de cualquier otra cosa que no fuese su furiosa pasión por escribir y beber.
Una niñez de peleas encarnizadas contra sus fantasmas lo marcó para siempre. Huérfano de padre a los siete años, queda al cuidado de su madre, Rosa Mercedes Benavides, que lo cede a manos de los modales rígidos de su tía Tarcila y de un tío deficiente mental que con sus gritos destemplados colmaba de temor las habitaciones de las casas en Lima y Barranco donde vivió.


POETA Y ARISTÓCRATA
Martín Adán era el seudónimo que guardaba a un aristócrata limeño renegado: Rafael de la Fuente Benavides. Cuando decide usar el apelativo, era un muchacho con una vida escarpada y difícil. El poeta era la constancia del derrumbe de un linaje de caracteres otrora acaudalados. Sin embargo, Adán casi nunca trabajó, salvo en su brillante y extraña poesía. Iba de su reclusión en el Larco Herrera a sus vagabundeos por los bares más descompuestos de Lima, hasta que totalmente ebrio sentía la necesidad de volver al manicomio.
Adán tenía que lidiar para que los profanos entendiesen que lo suyo solo era la poesía. Su propia familia lo obligó a concluir estudios de Derecho en San Marcos cuando él no tenía porte ni interés para lidiar juicios en los tribunales. Pero la abogacía le sirvió la única vez que el poeta pudo agenciarse un ingreso.
Tras ser clausurada San Marcos por el gobierno de turno, en 1932, el poeta marcha a Arequipa para trabajar en el Banco Agrario. Su tío, el presidente Óscar R. Benavides, lo había recomendado. En la Blanca Ciudad lo recibió una comisión de la oligarquía arequipeña. Cuando uno de los acartonados funcionarios bancarios le preguntó, en tono solemne, sobre sus planes para el puesto, el poeta, con total despercudimiento, sabiendo que él también provenía de una familia aristocrática, les espetó: "Señores, yo he venido con el exclusivo objeto de hacerlos cojudos". Al cabo de unos meses renunció. No volvió a trabajar más en su vida.


TRAVESÍA DE EXTRABARES
Desde su vuelta de Arequipa, quizá como consecuencia del ruin trajín bancario que enclaustraba su alma libre de poeta, sofocándolo, su afición a la cerveza fue in crescendo como una música abominable. Muchos han querido ver en la raíz de este episodio su débil cuadro familiar, donde la matriarcal figura de su tía Tarcila anuló por completo su personalidad.
El temor, la sombra de su familia, el alcohol y su extrema sensibilidad lo condujeron, entonces, a su terrible dependencia. El poeta, parapetado en su torreta de cristal, juzgaba al mundo con ironía. Allí aparece el Martín de las anécdotas, propietario de una despiadada inteligencia. Una célebre: 27 de octubre de 1948. Un grupo de sus conocidos lo halló en el extinto bar Zela de la Plaza San Martín. El poeta estaba bebiendo a discreción. Como conocían que Adán era amigo del presidente José Luis Bustamante y Rivero, a la sazón en el poder, le informaron del rumor que se expandía por Lima: había estallado una revolución en Arequipa, encabezada por un general llamado Manuel Apolinario Odría. Se adivinaba un golpe de Estado. El poeta, ebrio pero con una lucidez imbatible, se limitó a señalar: "Por fin el Perú ha vuelto a la normalidad".


GENIALIDAD PREMATURA
Su fama de poeta impar lo cercó muy temprano. Estando en el colegio escribió, desde los dieciséis años, una novela rara para la época, que los críticos han visto como una extensa historia en verso, llamada "La casa de cartón". Pero la oposición familiar a su carrera de escritor hace que Rafael de la Fuente Benavides se parapete detrás del Martín Adán, seudónimo que le es puesto en la revista Amauta, de José Carlos Mariátegui, para poderle publicar sus primeros versos y no colisionar con el honor familiar.
El vate toma su ahora celebérrimo sobrenombre porque, entonces, Martín se les llamaba a los monos, en un homenaje al evolucionismo. Y Adán era el nombre bíblico del primer hombre. El poeta, con humor, conjugaba las dos teorías del nacimiento del la humanidad. A los 20 años ya gozaba de un prestigio en ascenso por sus poemas, éxito que se corona cuando Luis Alberto Sánchez le publica La casa de cartón, premonitoriamente en la imprenta del nosocomio Larco Herrera.
Esa facilidad suya para la poesía y su impar talento le permitieron a Adán deambular en los bares de Lima sin embarazo. El escritor no padecía de la agonía frente al papel en blanco. Su trabajo literario era una bullente y desordenada creación. Por ejemplo, escribió a mano La casa de cartón en unos recetarios que le enviaban a un tío médico. La trascripción a máquina la haría luego su amigo Emilio Adolfo Westphalen.
Con el tiempo, cuando lo iluminaba el hado de la poesía, utilizaba cualquier cosa a mano para escribir: las servilletas de papel de los viejos bares limeños o las empaquetaduras de los cigarrillos. Su eterno amigo, el librero y editor Juan Mejía Baca, guardaba estos papeles, muchas veces sucios y arrugados, y los mecanografiaba. La fama, a Martín Adán, le importaba un pepino.


MUERTE RIMA CON DESIERTO
Los años previos a su muerte, ocurrida el 29 de enero de 1985, la pasará el poeta toreando al bicho del aislamiento. Hasta 1980 le escribe cartas breves y nerviosas a Juan Mejía Baca donde muestra su espíritu sombrío. Desde que en marzo de 1983 es internado en el Larco Herrera solo abandonará el vetusto local de Magdalena para internarse en el Hospital Santo Toribio de Mogrovejo donde le hicieron una cirugía a los ojos. Al siguiente año pasa al Hospital Loayza para ser tratado de problemas renales y de allí lo envían al Albergue Canevaro, del Rímac, donde van a morir los ancianos en desamparo, cuando él estaba acompañado por todas las musas del Olimpo.
Por esos años ya no se escapaba con el fin de tomarse unas copas en algún huarique mortecino. Se abandona y ya ni escribe. Algunos vecinos de infortunio en el albergue lo recuerdan leyendo la Biblia ayudado por una gran lupa. Cuando murió el cielo del Rímac se rajó para permitirle el acceso al que ahora es uno de sus inquilinos más ilustres. Al día siguiente, su habitación estaba increíblemente limpia y desolada. Sólo un halo de luz caía sobre su almohada. En la calle, la poesía del Perú ya era otra.


tomado del diario el Comercio:

Martín Adán. Nacio en Lima (Perú), 1908-1985.
Dr. Literatura. Novelista. Miembro de la Academia Peruana. Nombre civial: Rafael de la Fuente Benavides. Seudónimo: Aloisius Acker. Poemarios: La casa de cartón (1928), La rosa de la espinela (1939), Aloisius Acker (1947),Travesía de extramares (1950), Nuevas piedras para Machu Picchu (1961), Escrito a ciegas (1961), La mano desasida (1964), La piedra absoluta (1966), Mi diario (1971), Diario de poeta (1975), Obra poética. (1971, 1976). Premios: Nacional de Literatura (1946, 1961, 1975).

Poemas Underwood

Prosa dura y magnífica de las calles de la ciudad
sin inquietudes estéticas.
Por ellas se va con la policía a la felicidad.
La poesía gafa de las ventanas es un secreto de costureras.
No hay más alegría que la de ser un hombre bien vestido.
Tu corazón es una bocina prohibida por las ordenanzas
de tráfico.
Las casas rumian sus paces de buey.
Si dejaras saber que eres un poeta, irías a la comisaría.
Límpiate de entusiasmos los ojos.
Los automóviles te soban las caderas, volviendo la cabeza.
Cree tú que son mujeres viciosas. Así tendrás tu aventura y
tu sonrisa para después de la cena.
Los hombres que tropiezan tienen la carne encallecida de
oficina.
El amor está en cualquier parte, pero en ninguna está
de otro modo.
Pasaban obreros con los ojos resentidos con la tarde, con la
ciudad y con los hombres.
¿Por qué había de fusilarte la Checa? Tú no has acaparado sino
tu alma.
La ciudad lame la noche como una gata famélica.
Y tú eres un hombre feliz, quizá el único hombre feliz.
Tienes camisa y no tienes grandes pensamientos de ninguna
clase.
Ahora siento cólera contra los acusadores y los consoladores.
Spengler es un tío asmático, y Pirandello es un viejo estúpido,
casi un personaje suyo.
Pero no he de enfurecerme por pequeñeces.
Mil cosas han hecho los hombres peores que sus culturas:
las novelas de Víctor Hugo, la democracia, la instrucción primaria,
etcétera, etcétera, etcétera, etcétera.
Pero los hombres se empeñan en amarse los unos a los otros.
Y, como no lo consiguen, acaban por odiarse.
Porque no quieren creer que todo es irremediable.
La polis griega sospecho que fue un lupanar al que había que
ir con revólver.
Y los griegos, a pesar de su cultura, fueron hombres felices.
Yo no he pecado mucho, pero ya sé de estas cosas.
Bertoldo diría estas cosas mejor, pero Bertoldo no las diría
nunca. Él no se mete en honduras -y está viejo, quiere paz y hasta
apoya a los moderados.
El mundo no está precisamente loco, pero sí demasiado
decente. No hay manera de hacerle hablar cuando está borracho.
Cuando no lo está, abomina de la borrachera o ama a su prójimo.
Pero yo no sé sinceramente qué es el mundo ni qué son los
hombres.
Sólo sé que debo ser justo y honrado y amar a mi prójimo.
Y amo a los mil hombres que hay en mí, que nacen y mueren a
cada instante y no viven nada.
He aquí mis prójimos.
La justicia es unas estatuas feas en las plazas de las ciudades.
Ninguna de ellas me gusta ni poco ni mucho -no son diosas
ni mujeres.
Yo amo la justicia de las mujeres sin túnica y sin divinidad.
En punto a honradez, no soy de los peores.
Como mi pan a solas, sin dar envidia a mi prójimo.
Nací en una ciudad, y no sé ver el campo.
Me he ahorrado el pecado de desear que fuera mío.
En cambio deseo el cielo.
Casi soy un hombre virtuoso, casi un místico.
Me gustan los colores del cielo porque es seguro que no son
tintes alemanes.
Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi
nada hombre.
No estoy muy convencido de mi humanidad; no quiero ser
como los otros. No quiero ser feliz con permiso de la policía.
Ahora en las calles hay un poco de sol.
No sé quién se lo ha llevado, qué mal hombre, dejando
manchas en el suelo como un animal degollado.
Pasa un perrito cojo -he aquí la única compasión, la única
caridad, el único amor de que soy capaz.
Los perros no tienen Lenin, y esto les garantiza una vida humana
pero verdadera.
Andar por las calles como los hombres de Pío Baroja -(todos
un poco perros)-.
Mascar huesos como los poetas de Murger, pero con
serenidad.
Pero los hombres tienen posvida.
Por eso dedican su vida al amor del prójimo.
El dinero lo hacen para matar el tiempo inútil, el tiempo
vacío...
Diógenes es un mito -la humanización del perro.
El anhelo que tienen los grandes hombres de ser
completamente perros. Los pequeños hombres quieren ser
completamente grandes hombres, millonarios, a veces dioses.
Pero estas cosas deben decirse en voz baja -siento miedo de
oírme a mí mismo.
Yo no soy un gran hombre -yo soy un hombre cualquiera que
ensaya las grandes felicidades.
Pero la felicidad no basta a ser feliz.
El mundo está demasiado feo, y no hay manera de
embellecerlo.
Sólo puedo imaginarlo como una ciudad de burdeles y
fábricas bajo un aletazo de banderas rojas.
Yo me siento las manos delicadas.
¿Qué soy, qué quiero? Soy un hombre y no quiero nada.
O, tal vez, ser un hombre como los toros o como los otros.
Tú no tienes las ojeras demasiado grandes.
Yo quiero ser feliz de una manera pequeña. Con dulzura, con
esperanza, con insatisfacción, con limitación, con tiempo, con
perfección.
Ahora puedo embarcarme en un trasatlántico. E ir pescando
durante la travesía aventuras como peces.
Pero ¿a dónde iría yo?
El mundo me es insuficiente.
Es demasiado grande, y no puedo desmenuzarlo en pequeñas
satisfacciones como yo quiero.
La muerte es sólo un pensamiento, nada más, nada más...
Y yo quiero que sea un largo deleite con su fin, con su calidad.
El puerto, lleno de niebla, está demasiado romántico.
Citeres es un balneario norteamericano.
Los yanquis tienen la carne demasiado fresca, casi fría, casi
muerta.
El panorama cambia como una película desde todas las
esquinas.
El beso final ya suena en la sombra de la sala llena de candelas
de cigarrillos. Pero ésta no es la escena final. Pero ello es por lo que
el beso suena.
Nada me basta, ni siquiera la muerte; quiero medida, perfección,
satisfacción, deleite.
¿Cómo he venido a parar en este cinema perdido y humoso?
La tarde ya se habría acabado en la ciudad. Y yo todavía me
siento la tarde.
Ahora recuerdo perfectamente mis años inocentes. Y todos los
malos pensamientos se me borran del alma. Me siento un hombre
que no ha pecado nunca.
Estoy sin pasado, con un futuro excesivo.
A casa...

(Publicados en La casa de cartón-1928)





LA PIEDRA ABSOLUTA
(fragmentos)

Poesía se está de fuera:
Poesía es una quimera
Que oye ya a la vez y al dios.
Poesía no dice nada:
Poesía se está callada,
Escuchando a su propia voz
Como se va vida,
O como crece pelo de cadáver,

Estás tú, piedra aviternísima, piedra ilusa,
Entre las cosas reales.
Eternidad haraposa,
Firmeza sin edades,
Y un cordero de debajo que bebe el agua,
Y los cielos infinitos y con hambre...
Todo lo humano lo vi en ti,
Bestia mía y lejana, abiertas las fauces...
Todo de acto cumplido,
Y acezante...
ara cuando te estés muerto todavía,
o mismo, eres la muerte.

Eres yo mismo alguna vez
Entre las veces,
Entre las cosas,
Entre los quienes...
Pero tú, piedra enquistada,
¿Quién eres?
¿A quién voy entre los seres?
¿A qué tiempo, a qué futuro
iré con mis míes y mis desdenes
y con mis piedras recónditas,
yo mismo, nube de mí mismo, celeste?
La desesperación es una playa,
Sábelo, recóndita, alta piedra.
La Desesperación está contigo
Como tu piel o la miel de la abeja.
La Desesperación es un cielo
O una hembra o una piedra o una yedra.
La Desesperación no tiene otro
Límite que tu invocarla a ciegas.
La Desesperación está delante
De ti ahora: ahora es nueva,
Con sus monstruos invisibles de siempre
Y sus abiseles de fuera;
Con sus demonios de debajo, verdes,
Y con su cumbre, desierta.
Entre oleaje de roca, a ti llegué,
Muerto y vivo, con mortaja de yerba.


COMENTARIO:

Su poesía desta por la gran profundidad de su reflexión filosófica, que por momentos se adentra en los misterios de lo eterno y lo transcedente, con sucesión de imágenes y metáforas, en las que a menudo figura la rosa. Sus versos herméticos, llenos de símbolos, conjugan un uso atrevido de la lengua con formas poéticas tradicionales. Los temas de la realidad y la identidad son frecuentes. Quiso llegar a la poesía absoluta y crear realidades que subrayasen el papel de creador del poeta. Poco a poco, partiendo del hermétismo, ha ido creando una poesía más comprensible, más cercana "al ímpetu o voluntad inicial, que es lucidez, criterio, designio (...) No hay aquí plena conciencia acaso, pero sí extrema vida", en palabras del propio Martín Adán. Así, se advierte un cambio de concepción literaria entre La casa de cartón (prosa) y La rosa de la espinela o Travesía de Extramares (Sonetos a Chopin). Tras un largo silencio, el contraste entre éstos y los libros posteriores publicados es todavía mayor: Escrito a ciegas, La mano desasida, La piedra absoluta y Diario de un poeta, en los que Martín Adán tiene una mayor preocupación existencial, En reconocimiento a su labor literaria, el Instituto Nacional de Cultura del Perú ha recogido sus poemas bajo el título genérico de Obra poética (1928-1971), con una segunda edición en 1976. Sobre su poesía, escribe Edmundo Bendezú: "Siguiendo la evolución de los grandes poetas españoles de la Generación del 27, con la que Martín Adán desde estas lejanas playas de algún modo se identificó, nuestro poeta ha dejado casi los velos del hermetismo y nos va entregando día a día un poesía todavía compleja pero punzante como un cuchillo, 'de una miel que era tan dulce' y de una sangre palpitante de poeta que es hombre y de hombre que es poeta en su existencia cotidiana". (Juan Ruiz de Torres)

jueves, 7 de agosto de 2008

Daniel Rojas Pachas: "Yo apuesto por el autor y su voz, más que por la nacionalidad"




César Quispe Ramírez

Daniel Rojas Pachas, nació en Lima-Perú, en 1983. De madre peruana y padre chileno goza de doble nacionalidad y actualmente reside en la ciudad de Arica. Estudio tres años derecho, carrera que abandonó para dedicarse a la labor de profesor de Literatura. Área en la que se desempeña al interior de la universidad de Tarapacá. En el 2006 publica su primer poemario Música Histórica. En el 2007 publica su segundo poemario Delusión.


Abandonaste la carrera de Derecho por la de Literatura, ¿Qué marcó en ti para pasarte a la otra orilla (literaria)?
La Filosofía. En derecho es muy importante la hermenéutica, creo que esa es una de las principales herramientas que adquirí en esos tres años. A diferencia de mis compañeros, que vieron esto de manera utilitaria y aplicada al código civil o la constitución; yo me aproximé al acto de interpretar, más allá del objeto y la finalidad inmediata. El acercamiento a ciertos autores y textos, me llevó a profundizar sobre temas esenciales, como la dialéctica, el irracionalismo, el existencialismo, la postmodernidad, el deconstructivismo.
Ciertamente con Kafka descubrí mi amor por transmitir el arte de pensar libre y responsablemente, la fuerza de la subjetividad y la decisión. No fue un cambio fácil, pero asumí el peso de mi elección. De lo contrario, ahora estaría odiándome o ensañando algo que no me interesa como el código orgánico de tribunales, en lugar de la voz de este Checo que entre otros, me permitió despertar a la vida.

¿Por qué elegiste la poesía como medio de expresión?
Considero que la poesía es la forma primordial de comunicación con nosotros.
Para mí, no se trata de hablar de poesía, refiriéndome a un simple texto lírico o poema, para mí, ella implica creación en todo su sentido y sin sentido. Es quizá, la única vía que tenemos para romper esquemas mentales anquilosados y que se perpetúan gravemente en el lenguaje y, en tal medida, en nuestros comportamientos como personas y colectividad.

Háblanos de tus dos poemarios: Música histórica y Delusión, éste último poemario cuya línea intimista se ampara bajo la visión del Somatismo.
¿Qué características los aborda?
Bueno mi primer libro, es demasiado adolescente, sus primeras líneas datan de mi época de colegio, cuando tenía 14. Tiene una estética contestaría, anárquica, con un predominio de las voces beatniks y de Bukowski, entre otros. Esto no implica que no tuviera ciertos matices experimentales, pero eran mínimos, algunos juegos a nivel fónico. Me demoré en publicarlo, hasta que vino el nacimiento de mi hija, y lo hice para cerrar una etapa. Lo autoedité y me di cuenta que algo se estaba gestando en mí, el somatismo y que hoy inunda la totalidad de mi consciente.
Delusión mi segundo libro, es un poemario ambiguo que aborda diversos tópicos y voces que han cruzado mi propio discurso como: el erotismo, la violencia, el tema del género, la desrealización del lenguaje y los mitos, el descreimiento y la contradicción, en una dialéctica del ser y la nada, en la cual, esa nada como totalidad, involucra un amplio espectro imposible de resumir pues en ella todo se crea y destruye, es la posibilidad infinita y que sólo con la poesía creo fervientemente, se puede, de modo ligero, palpar.

En un medio en el que la lectura no es artículo de primera necesidad y en el que la poesía ocupa el último lugar dentro de los gustos literarios, ¿qué estrategias adoptas para promover tu obra?
Creo que esa labor, la juego en mi rol más pragmático, el de profesor y cronista literario, haciendo reseñas de autores y obras, no las típicas que nos hablan de Llosa y Márquez, sin desmerecer sus obra que son geniales, pero de ellos se ha dicho mucho. Es hora de dar cabida y demostrar que la literatura no empieza y termina con el rol editorial, ni con el boom y ni con la novela misma.
Sino, también, mostrando la otra cara, que sí exite una bullente producción local e internacional de poesía, cuentos y ensayos, con autores que están en el anonimato, por estar situados en provincia o incluso en la capital. Hoy en día la mejor herramienta para la gesta de redes literarias, es Internet, como un medio libre, que a a su vez, tiene desventaja, como la veracidad de los datos, el ocultamiento de identidad y la gran cantidad de información basura.Lo que nos quedaría es educarnos y educarnos para interpretar y discernir y poder focalizar muy bien, logrando un autodidactismo maravilloso y una difusión a lectores a miles de kilómetros.
Yo apuesto por ese mecanismo hoy, sin quitar el rol que sigue teniendo la imprenta. Para mí la prueba directa es una revista como la que dirijo y edito, Cinosargo. Viviendo en Arica, extremo norte de Chile, jamás soñaría con un tiraje de máximo trescientos números y, por ende, tener colaboraciones de Colombia, Argentina,… Y lectores de Tel Aviv que intercambian correos y números, libros y opiniones.

¿Cómo ves la poesía en cuanto a la enseñanza?
Difícil de instaurar en una etapa inicial, incluso yo diría universitaria; me he topado con compañeros y alumnos del área que decían, ya en cuarto o quinto año, detestar las letras sobre todo la poesía por críptica y fugaz. Aduciendo que solo estudiaban para ser profesores de Castellano y Literatura.
Creo que primero hay que formar lectores y sensibilidades. Imponer no sirve, eso solo ayuda a mantener en la mente de los más jóvenes la imagen del poeta como el bardo medioeval, algo empolvado y añejo. Por tanto, en un plano general, dar a leer a un joven que tiene las hormonas a mil, el Quijote completo y El cantar del Mio Cid como obligación, es un desperdicio y aberración. Son obras clave pero hay que definitivamente, antes de entregarlas, formar mentes que vean la lectura no como un castigo, sino como un placer.

¿Cómo observas el panorama de la poesía en Chile, respecto al Perú?
En Chile hay mucho poetastro, mucho escritor que prefiere el escándalo y la farándula, Chile vive para la farándula hoy en día, el pan y circo es increíble, quizá eso queda mal entendido de la estética Beatnik, todos quieren ser poetas malditos o divas. Se dicen escritores, pero no tienen poesía. Son los llamados poetas de recital, que en nada aportan al medio, ya sea en creatividad y comunicación. Es poco saludable. Por otro lado del rostro veo al Perú como un espacio de difusión soñado. Hay eso sí, por parte de los creadores (Chilenos) mucho respeto hacia el panorama cultural que ustedes tienen. Para mí no es ajeno del todo, viví en Perú, Nací en Lima. Por eso yo apuesto por el autor y su voz, más que por la nacionalidad, pero francamente como lo veo, Perú no sólo es Lima sino, también sus provincias, son focos mucho más interesantes y bullentes que las ciudades periféricas de Chile, las regiones más alejadas son desiertos culturales subyugadas ante una capital, Santiago tendencioso y a la moda.

¿Qué proyectos estás desarrollando?
En poesía un nuevo título Grama, además de poemas dispersos para concursos o para mí. En Narrativa, mi novela, que tenía pospuesta, la Región indecible y que ahora está dispuesta a concursar a un fondo nacional de fomento a la cultura; y en ensayo, estudios de obras, sobre todo del Nouveau Roman y autores latinoamericanos de la generación surrealista, Carpentier, Asturias, Uslar Pietri.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Hector Chinchayán:"La Ilustración tiene que estar siempre para sacarle más brillo a un texto"


César Quispe

Héctor Chinchayán es chimbotano y egresado de la Escuela Nacional de Bellas Arte de Lima (ENBA), se define como un “ilustrador ocasional” (“en realidad -dice- lo hago todo ocasionalmente”) .Este artista ilustra guiones, cuentos y narraciones en las revistas “La Nuez”, “Axxón” de Argentina, entre otras. Es diestro con el lápiz afilado y el papel en blanco, con estos dos instrumentos desborda su fantasía y temática.
Por esa constancia con el arte es que me atrevo a despellejar al hombre mortal que descarga su imaginación en la ilustración.



¿Qué debería saber cualquier persona que quisiera dedicarse a la ilustración?

Debería saber dónde se mete. Cuáles son las salidas reales que tiene esta profesión. Por que lo único que distingue a un buen ilustrador de alguien que sólo dibuja, es la curiosidad. Claro, aparte de tener amor por lo que hace, debe ser una persona curiosa.

Si tuvieras que definir la ilustración, ¿qué dirías al respecto?

Yo ingresé al mundo de la ilustración porque me gustaba desde niño y creo que es uno de mis sueños. Si tuviera que definirla diría que la Ilustración tiene que estar siempre para colaborar, concatenizar o sacarle más brillo a un texto. Soy partidario de la ilustración no redundante, complementaria, que busca ir más allá del texto. Además, la palabra “ilustrador” me parece preciosa: alguien que se mueve como un viajero. Siempre he visto al ilustrador como un explorador, una persona que se enfrenta a cosas durante toda su vida.

¿Cómo nació en ti el gusto por la Ilustración?
Bueno, en este aspecto, fue mi padre quien me ocasionó ese gusto por la Ilustración, porque todos los días me traía revistas de comics, historietas, Wald Disney, súper héroes, etc.

¿Quién fue o es tu súper héroe favorito?
Ja, ja, ja…mi héroe favorito, fue Batman, porque es un humano, es destructible, cualquier cosa le afecta; en cambio a Súperman nada le afecta, es inmortal.


¿Cuáles son tus modelos, tus ilustradores favoritos?

Tengo muchos. Cuando era adolescente no los conocía, salvo en las revistas de Comics, pero desde que me introduje en este ambiente, los fui conociendo personalmente y ahora te puedo decir, que son mis amigos y compartimos experiencias en esta dura labor. Uno de ellos es Boris Vallejo -de fama mundial- Pablo Marcos, Alejandro Alemán, “Oscar López, Dionisio Torres, entre otros. Es una buena amistad que logré cuando algunos de ellos laboraba en los diarios como: a “El Expreso” y “Extra”. Yo ingresé a estos diarios como ayudante y aprendiz de ellos y me gané lo más preciado que tienen, su amistad.

Cuando llegas a la escuela de Bellas Artes de Lima (ENBA), ¿qué encuentras?

Bellas Artes era un centro de estudios muy académico, otro concepto, privilegiaba el entrenamiento de lo clásico y lo europeo. La instrucción que recibí allí fue muy importante en relación con el trabajo de la figura, la base real para mi arte.

En tus ilustraciones, generalmente insertas mucho la anatomía humana, lo aprendiste de Boris Vallejo, ¿qué de cierto es?

Claro, Boris, es un buen referente para desarrollar mis ilustraciones. Él se interesa mucho por el físicoculturismo y la fantasía artística, le da mucho énfasis a la figura humana, para lograr ese realismo fantástico; creo que es el camino que ando buscando.

¿Qué utensilios se necesita para elaborar una ilustración?

Bueno, sólo necesitas papel, lápiz, y para pigmentar puedas usar: tinta china, acuarela, óleo, témpera, acrílico, con esos elementos o ingredientes lograrás darle el realismo que se necesita en una ilustración; ah, me estaba olvidando que lo más importante en este arte es tu imaginación.

¿Cómo se da el proceso creativo en tu trabajo?

Por lo general, realizo bocetos previos y escojo los más adecuados para dibujar, luego lo delíneo con tinta para pintar manualmente, según sea el caso. La Ilustración Fantástica, me agrada, porque me permite mayor soltura y libertad y no tengo que ajustarme a las reglas de hacer temas históricos.

¿Cómo observas la Ilustración en el Perú?

Creo que estamos en auge - aunque sigan discriminando la ilustración como un arte menor que la pintura-, tenemos futuro en los jóvenes que se están abriendo sus propios caminos y están recibiendo propuestas del exterior para ilustrar.

¿Crees que la computadora y el software dirigido a diseño e ilustración te hacen ser mejor ilustrador?

La computadora nunca va reemplazar al talento, más bien constituye un complemento para nuestro trabajo, es decir, es una herramienta más. Sin embargo, la ilustración se adapta muy bien a la tecnología, por lo que no está demás aprender y actualizarnos un poco sobre las tendencias digitales. Pero no por ello, la ilustración manual pierde su encanto, al contrario, se complementan muy bien ambas técnicas. Pero eso sí, siempre voy a dibujar a lápiz, a no ser que inventen un lápiz biónico que simule muy bien los trazos en un tablero digital.

¿Qué perspectivas tienes este año?

Bueno, me estoy ganando un espacio en lo nacional, quizás pueda emigrar en corto tiempo, para poder lograr mis sueños e inquietudes que emergieron cuando era niño.

martes, 5 de agosto de 2008

La tía Sarandonga: "La voz de una heroína"

El laberinto gastronómico de la tía Sara.

A mover el esqueleto guerrero...!

Bravo, bravo... lindo homenaje a la tía Sara....!


Izq. Jorge Alvarez, Sara la Sarandonga, Marco Merry,
Roger Tang, Gonzalo Pantigoso. Amigos artistas...!


La tía Sara en casa...!
Enamorando a la cámara... buena tía!


Agradecimiento al Promotor Cultural, Víctor Hugo Alvitez, por las fotos...!



César Quispe Ramírez

La única referencia que tuve de la tía Sara fue cuando leí el cuento de Víctor Unyén.
Ya hace mucho tiempo que quería conocerla y conversar un poco acerca de su vida en relación con Chimbote.
Es querida por todo los que la han visto salir al frente y en primera fila. Se parece mucho al personaje de la novela Madre Coraje de Máximo Gorki.
Aquí, amigos lectores, he tratado de sintetizar la complejidad de la vida de esta mujer, quien va por la vida con el puño siempre en alto, defendiendo los derechos de los que las necesitan.


¿Cómo fue su infancia en Lima?

Nací en los Barrios Altos (Lima), un 27 de junio de 1935, mi verdadero nombre es Zoila Herfilia Carmen Valdivia Paz. Desde muy niña me gustaba ayudar a la gente, no podía estar tranquila en casa, siempre estaba en los vecinos ayudando en cualquier mandado que me hicieran, pero nunca renegaba, porque lo hacía con cariño. Éramos 16 hermanos, de los cuales solo quedamos pocos.

A los 17 años me voy a trabajar a Trujillo y después, fui recorriendo varios puertos como: Supe, Salaverry y Chimbote.

Ahora que mencionas el último puerto, ¿con quién llegas a Chimbote?
Una amiga que llegaba siempre donde trabajaba me inquietó para venir a Chimbote y no lo pensé dos veces y me vine. Era para trabajar en una picantería de una señora; allí fue que me hice amiga de los pescadores.

¿Cómo era Chimbote en la época que usted llegó?
Chimbote era unas cuantas barriadas, el año que llegué fue más o menos el 67, en ese año, los pescadores eran los reyes de las cantinas porque ganaban bastante dinero.
Ellos pedían por caja las cervezas, y la mayoría cerraban las cantinas. Cuando ellos se iban al baño no necesitaban papel, se limpiaban con los billetes que tenían en los bolsillos, en sus pantalones no habían monedas, solo “cheques”.

Actualmente, si pregunto por Zoila Herfilia Carmen Valdivia Paz, sé que nadie me dará razón quién es, pero si pregunto por la tía Sarandonga, de seguro sí lo harán, ¿dónde surge este apelativo?
Fue cuando trabajaba en los locales de bailes llamados El Saoco y El Caribe; siempre me gustaba que repitieran la música de los Compadres, que emitía el nombre de la Sarandonga, y mencionaba los puertos. Allí los pescadores me sacaban a bailar y hasta se peleaban por estar en la pista de baile con la Sarandonga, yo no me hacía de rogar, bailaba y tomaba con todos, pero nunca me faltaron el respeto.
Desde ese momento todo el mundo me colocó ese apelativo que llevo con mucho orgullo.

¿Y cómo así inicia una lucha sin cuartel por la reivindicación de los derechos laborales?
Ya desde niña me gustaba estar en los mítines de los políticos y estaba donde las papas queman.
Cuando llego a Chimbote de a poco me voy involucrando en la lucha por defender los derechos de los pescadores quienes eran mis amigos; porque ellos llegaban a comer en las picanterías donde yo trabajaba. Y así como jugando estoy delante de los amigos de Senapa, donde tuve una actividad muy fuerte, incluso les presté mis platos y una mesa que hasta ahora no me lo devuelven…!ja, ja, ja!. Algún día se harán de acordar de devolvérmelo.
Mi lucha nunca fue por dinero, ni por figuretirmo, simplemente fue por que me gustaba hacerlo, cuando había que reclamar algo para el bien común… lo hacía sin vacilar.

¿Cómo es actualmente la lucha sindical?, ¿en qué ha cambiado, en comparación a la de antes?
Ahora todo ha cambiado, si la gente reclama, lo hace cuando llega la hora del almuerzo, si lo hace dentro de su hora de trabajo, lo despiden. Ahora todo ha cambiado, se ha privatizado todo, Fujimori fregó los sindicatos.
Antes, la lucha era de cuerpo a cuerpo. Los cachacos que eran enviados por el gobierno (Velasco), nos metían balas sin miramientos. Un día a mí me tomaron como terrorista cosa que no comparto; pero ni aun así, me metieron presa. Los soldados eran muy abusivos, metían balas sin misericordia.
Yo me metía en cualquier sindicato que estaba reclamando, recuerdo que compartí la lucha con los bancarios, ellos se deben de acordar.
Esos tiempos eran fuertes y se luchaba por los intereses de todos y no como ahora de uno cuantos que les hacen la franela a los gobiernos de turno.

Usted pudo conocer a ese moreno llamado loco Moncada, ¿tuvo alguna experiencia o anécdota con él?
Ah, sí lo recuerdo como si lo estuviera viendo ahora mismo. Andaba con su costalillo en la mano y su palo de escoba de donde colgaba sus anzuelos y una variedad de cosas exóticas.
Otras veces se le veía cargando una cruz de palos por el mercado modelo.
A la gente que lo observaba le decía: “Qué me miras idiota, payaso”, cuando le entraba su locura, pero no creo que él estuviera loco, yo le escuche decir cosas coherentes.
Una anécdota que me hizo reír fue cuando un policía que caminaba por la calle, le dijo: “¡Qué me miras idiota!, seguro que ya me quieres asesinar con tu pistola. Lo que ustedes deben de saber es que el pueblo les mantiene, les da de tragar; ustedes se llevan la plata facilito nomás, como esos patrones desgraciados que toda la harina se la están llevando, nos están dejando sin pescado.
Y esas fábricas ahogarán nuestro mar, ¡por eso les maldigo miserables!”.
Sus manos eran imponentes mirando el cielo, esperando una respuesta. Creo que eso me causó una buena impresión. Y creo que está vivo, aunque algunos digan que ya murió. Seguirá viviendo pues, en la memoria de la gente.

Sabía que el loco Moncada fue un personaje mítico dentro de la novela chimbotana, del escritor andahuaylino José María Arguedas?

Escuché que lo habían sacado en un libro, pero nunca lo leí. Creo que hicieron lo correcto, siempre tienen que acordarse de los que un día alzaron su voz de protesta contra un sistema de explotadores. Y nunca nos rendimos, aunque nos tilden de locos.

¿Qué impresión tiene de lo que hizo Víctor Unyén en su cuento, tomándola como personaje principal?

Sinceramente, no desarrolló como debería ser; para mí no tiene validez, ese trabajo está de cabeza. A mí nunca me consultó como soy de verdad, simplemente se sirvió cuando me hizo algunas preguntas. No quiero seguir hablando de ese tema: ¡me fastidia!.

¿De qué manera vive actualmente la tía Sarandonga?
Vivo de una pensión que me costó 13 años de lucha, creo que nunca claudiqué. Ese fue mi mejor logro, nunca claudicar, es la consigna, por eso aquí me tienes trabajando y viviendo en el sindicato de los siderúrgicos. Tengo cuatro hijos, dos están en mi poder y ya están creciditos, y ellos se siente orgulloso de tenerme como su madre, que ha entregado toda en la vida por verlos feliz.
Cuando me dieron la estabilidad que ahora tengo, mis compañeros me quisieron levantar en hombros y yo les dije que no, porque era el esfuerzo de ellos, y de los que siempre me han amado.

Así termina una pequeña conversación, con la única mujer que dejó todo en las calles, gritando y enfrentándose con la represión. Creo que este debe ser el comienzo de un compromiso de los chimbotanos, para rendirles un sincero homenaje.
Gracias, tía Sara, por haber dejado un pedazo de tu corazón en las calles.

lunes, 4 de agosto de 2008

John Ashbery:"Hoy no se lee suficiente poesía. Eso me preocupa. Como dice un amigo, los poetas estamos en la envidiable posición de no ser amados"

Qué gratificante es encontrarse con un poeta como John Ashbery, que a pesar de su edad sigue vigente; es autor de más de una veinte de libros de poesía. Ha sido distinguido con numeros premios. Nació en Rochester, New York, en 1927. Junto a Frank O`Hara es el poeta más destacado del grupo conocido como New York Poets en la década del 50. John es hoy el único sobreviviente.

Aquí dos poemas, espero les agrade.




Soneto: más de lo mismo

Prueba a evitar el patrón evitado,
el patrón de evitar. No es tan fácil como
parece:
afanosa la espina sale a flote
desde el pez para volverse parqué. O lo que
venga bien.
Nuevas fractales claman por ser idénticas
a sus hermanas. Lo logra la mitad. Las otras
acaban siendo los estampados de flores provenzales

que creó algún adormilado pero ingenioso
tejedor a mediados del siglo dieciocho,
y no habían cobrado vida nunca hasta ahora.
Practicar una escala es parecido: siempre
[distinta y nunca la misma.
No preguntes por qué hacemos estas cosas,
[sino por qué les hallamos sentido.
Pregúntaselo al cuco clavado en pleno vuelo
entre la pagoda y la cueva rococó del

ermitaño. Puede que te lo diga.

Autorretrato en espejo convexo (fragmento)

La hora del día o la densidad de la luz
adhiriéndose al rostro lo conservan
vivaz e intacto en una ola recurrente
de llegada. El alma se asienta.
Pero ¿hasta dónde puede salir por los ojos
flotando
y aún regresar a su nido a salvo? Al ser la
superficie
del espejo convexa, la distancia aumenta
significativamente; es decir, lo bastante para
apuntar
que el alma es un cautivo, tratado humanita-
riamente, mantenido
en suspenso, incapaz de avanzar hasta
mucho más allá
de tu mirada cuando intercepta el cuadro.
El Papa Clemente y su corte se quedaron
«estupefactos»,
según Vasari, y prometieron un encargo
que nunca materializó. El alma debe perma-
necer donde está,
aunque se inquiete, oyendo gotas de lluvia
en el cristal,
el suspirar de las hojas de otoño azotadas
por el viento,
anhelando estar libre, afuera, pero debe
quedarse
posando en este sitio. Debe moverse
lo menos posible. Esto es lo que dice el retrato
Pero hay en esa mirada fija una combinación
de ternura, diversión y pesar, tan poderosa
en su contención que uno no puede mirar
mucho tiempo.
El secreto es demasiado evidente. Escuece su
piedad,
hace brotar lágrimas calientes: que el alma
no es alma,
no tiene secreto, es pequeña, y encaja
en su hueco perfectamente: su espacio,
nuestro momento de atención.